Aunque a veces no lo parezca, la boca y el sistema digestivo están más conectados de lo que imaginamos. Lo que ocurre en tu estómago, esófago o intestino puede tener consecuencias visibles en tu sonrisa… y al revés: una boca poco saludable también puede influir negativamente en tu digestión.
En este artículo de Dental Mares te explicamos cómo afecta tu salud digestiva a la salud bucal y por qué es clave mantener ambas en equilibrio.
Boca y digestión: una relación directa
La boca es el primer paso del aparato digestivo: en ella se inicia la digestión mecánica (con la masticación) y química (con la saliva). Por eso, cualquier alteración en esta zona puede dificultar la digestión completa de los alimentos.
Del mismo modo, si tu sistema digestivo no funciona bien, tu boca puede ser una de las primeras en dar señales de alerta.
¿Qué problemas digestivos pueden afectar a tu boca?
Reflujo gastroesofágico (ERGE):
Uno de los más comunes. El ácido del estómago asciende hacia el esófago… y a veces llega a la boca.
Consecuencias orales:
- Desgaste del esmalte dental (erosión ácida)
- Sensibilidad dental
- Mal aliento
- Sabor amargo o metálico constante
Trastornos intestinales o malas digestiones:
Enfermedades como el síndrome del intestino irritable (SII) o una flora intestinal alterada pueden generar:
- Sequedad bucal
- Llagas o aftas frecuentes
- Inflamación de encías
- Sensación de lengua saburral o recubierta
Deficiencias nutricionales (por mala absorción):
Vitaminas como la B12, hierro o zinc son fundamentales para mantener encías, mucosas y lengua sanas.
Su déficit puede generar:
- Lengua roja o inflamada
- Encías sangrantes
- Fatiga en los músculos de la mandíbula
¿Sabías que tu boca también influye en cómo digieres los alimentos?
Una boca en mal estado no solo afecta tu sonrisa o tu autoestima: también puede interferir en el proceso digestivo desde el primer momento.
- Si masticas mal por falta de piezas dentales, dolor o dientes desgastados, el estómago tiene que hacer un esfuerzo extra para procesar los alimentos, lo que puede provocar digestiones más lentas o pesadas.
- Si tienes infecciones en encías o acumulación de bacterias, tu cuerpo está en un estado de inflamación constante que puede afectar a la microbiota intestinal y debilitar el sistema inmunológico.
- Incluso el mal aliento o las molestias bucales pueden llevarte a evitar ciertos alimentos saludables, como frutas cítricas o verduras crujientes, lo que empobrece tu dieta.
Consejos para mantener tu boca y tu digestión en equilibrio
Aunque parezca que no tienen relación directa, boca y aparato digestivo trabajan en equipo. Y así deberíamos cuidarlos:
- Revisa tu boca al menos una vez al año, aunque no sientas dolor. Detectar un desgaste o una caries a tiempo puede evitar que afecte a tu forma de comer
- Mantén una buena higiene bucal diaria, incluyendo lengua e hilo dental
- Evita comidas muy ácidas o picantes si sufres reflujo. Consulta al dentista si notas sensibilidad o sabor metálico
- Cuida tu alimentación y tu hidratación, ya que la boca necesita saliva para protegerse… y la saliva empieza la digestión
- Cuéntale a tu dentista si tienes problemas digestivos como reflujo o colon irritable. Puede adaptar los cuidados bucales a tu situación.
La salud de tu boca y de tu sistema digestivo van de la mano. Prestar atención a las señales de uno puede ayudarte a proteger al otro. En Dental Mares, trabajamos de forma integral para cuidar tu sonrisa y tu bienestar general.



